martes, 22 de noviembre de 2011

 AMBIENTES DEL FRÍOS

El organismo mantiene su homeóstasis térmica en un ambiente frío mediante ciertos mecanismos que limitan las pérdidas de calor y aumentan la producción del mismo. El primer mecanismo está relacionado con la vasoconstricción periférica, en especial de las extremidades, lo que resulta en una caída brusca de la temperatura cutánea. De esta manera se disminuye la pérdida de calor corporal hacia el ambiente. El mayor trabajo de este mecanismo de conservación de calor es el enfriamiento de las extremidades, de modo que si la actividad se restringe, los dedos y artejos pueden llegar muy rápidamente a temperaturas cercanas a la congelación. Antes de que esto se produzca, las manos y los dedos se hacen insensibles cuando su temperatura desciende por debajo de 15 0C, y aumenta la 

Efectos Nocivos al Ser Humano

La necrosis por frío se presenta cuando hay verdadera congelación de los tejidos con la consiguiente alteración de la 
estructura celular. En teoría la temperatura de congelación de la piel es -1 0C; sin embargo, con velocidades del viento crecientes, la pérdida de calor es mayor y la lesión por frío ocurrirá más rápidamente. Una vez que se produce la congelación, avanza rápidamente. Por ejemplo, si la velocidad del viento alcanza 12,5 km por hora, los tejidos expuestos se congelarán en aproximadamente un minuto a -10 0C. Más aún, si la piel entra en contacto directo con objetos cuya temperatura superficial el inferior al punto de congelación, la necrosis por frío puede desarrollarse aun con temperaturas ambientales cálidas. La primera señal de la lesión por frío es a menudo una sensación aguda de punzada, sin embargo, el frío mismo causa adormecimiento y anestesia de los tejidos, lo que puede permitir que se produzca congelación grave sin signos de malestar agudo que sirvan de alarma. La necrosis por frío puede producir desde una lesión superficial con enrojecimiento de la piel, anestesia transitoria y flictenas superficiales, hasta congelación de tejidos profundos con isquemia persistente, trombosis, cianosis profunda y gangrena.
El pie de trincheras o pie de inmersión puede producirse por una exposición prolongada y continua al frío sin congelación, junto con humedad persistente o inmersión en el agua. Esta afección se debe a anoxia local tisular permanente y a frío moderado o intenso que causan lesiones en las paredes de los capilares. Hay edema, hormigueo, picazón y dolor intenso, seguidos de vesiculación, necrosis superficial de la piel y ulceración.

La hipotermia generalizada es una afección grave que resulta de la exposición prolongada al frío y de la pérdida de calor. Cuando un 
individuo se fatiga durante la actividad física es más propenso a perder calor y el mecanismo de vasoconstricción se deprime a medida que se acerca el agotamiento; se produce entonces vasodilatación brusca con la resultante pérdida rápida de calor y el enfriamiento crítico subsecuente. Los sedantes y el alcohol aumentan el peligro de hipotermia.
Las anormalidades vasculares pueden ser precipitadas o agravadas por la exposición al frío, e incluyen sabañones, enfermedad de Raynaud, acrocianosis y tromboangeítis obliterante. Los trabajadores que padecen estas afecciones deben tomar precauciones especiales para evitar el enfriamiento. Algunas personas presentan reacciones de hipersensibilidad cuando se exponen al frío.
probabilidad de disfunciones y accidentes.
En general, la sobrecarga por frío es proporcional al gradiente térmico entre la piel y el ambiente, ya que este gradiente determina la velocidad de pérdida de calor del cuerpo por 
radiación y convección. La pérdida de calor a través del mecanismo de evaporación de la respiración no es significativa por temperaturas ambientales inferiores a los 15-20 0C. Cuando la vasoconstricción deja de ser adecuada para mantener el balance calórico del organismo, el aumento del tono muscular y los estremecimientos se constituyen en importantes mecanismos para elevar la temperatura del cuerpo, al aumentar la producción de calor metabólico en una cantidad muchas veces superior a la del estado de reposo. Además de los estremecimientos, la actividad física general aumenta el calor metabólico. Con vestimenta aislante apropiada para minimizar las pérdidas de calor, incluso a través de un gradiente térmico importante, puede mantenerse un microclima satisfactorio en el que sólo están expuestas al frío limitadas superficies del cuerpo (cara, dedos de las manos y pies) propensas al enfriamiento excesivo o a necrosis por frío. Sin embargo, en caso de que las ropas se humedezcan, ya sea por contacto con el agua o debido a la sudoración durante el trabajo físico intenso, sus propiedades de aislamiento del frío se verán muy disminuidas.

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